
Bueno, he aquí de vuelta de mis vacaciones, las cuales fueron...extrañas, por decir lo menos.
Después de 10 días en Licán Ray en una casa en la que "penaban" que llegaba a dar gusto ( otro día cuento con detalles), me enteré que ahora debo concentrarme en un proyecto a más largo plazo que el de los pitutos... La llegada de mi tercer hijo o hija.
Así, como leen, desafiando todo pronostico y método anticonceptivo, me entero que en los próximos meses me pondré realmente guatona (y orgullosa), ya que tengo un mes y medio de embarazo.
Difícil ya que mi kortito está cuatro días a la semana en Valdivia, pero gracias a alguien existe Internet y el celular para mantenernos en contacto a cada ratito.
Y como dice el dicho "a lo hecho, pecho".
Bueno, con respecto a eso, quiero aprovechar de hacer una declaración publica de principios con respecto a la lactancia materna:
- A mi hija mayor la amamante regularmente hasta los dos años dos meses y parcialmente hasta los cuatro años. No se espanten, la naturaleza es sabia y si uno tiene leche, no se puede desperdiciar el alimento. No me arrepiento ni un poquito de haberla amamantado tanto, la Valeria es una niña súper sana, muy inteligente y despierta, y al contrario de lo que se puede creer, no es nada de mamona. Es independiente, chora y a sus 8 años, tiene sus ideas bien claras.
- A mi Amparito la amanto aún a su año nueve meses de vida. Y me encanta y a ella también. Debo confesar que me compliqué con el tema del embarazo, ya que no falta el que te dice que el calcio, la anemia y la cacha de la espada. Averigüé que muchas madres amantan todo el embarazo y que se ha demostrado científicamente que esto no afecta el desarrollo del bebé ni su peso ni nada. Incluso se tiene más leche y de mejor calidad cuando nace el bebé. Lo lindo de la leche materna es que es un fluido vivo, que cambia según las necesidades de los hijos.
- Otra cosa. Yo le creo más a la sabiduría maternal popular que a los ginecologos. Como me dijo la nana de mi mamá, antes las mujeres tenían uno y otro chiquillo y amantaban embarazadas, después a los dos más chicos, y crecían sanitos y ni siquiera con vacunas. Además, el pueblo mapuche considera la etapa de lactancia hasta que el niño deje solo de mamar. Diganme:¿Como le voy a creer más a los médicos que son hombres y ni siquiera tienen pechugas y no le voy a creer a siglos y siglos de conocimiento y sabiduría femenina y ancestral?. No hay por donde perderse.
Así que, a lo hecho, pecho, a la Amparito, pecho también y al que no le gusta, que cambie la página tranquilamente no más.
He dicho.
La (futura) muy guatona y siempre orgullosa.