Mi Padre

Hoy está de cumpleaños mi papá

(el tata Valito lindo chiquitito como le dice mi hija).

Cumple, como él dice, sólo 63 añitos.

Mi padre es el segundo de 8 hermanos.

Su hermano mayor, mi tío Pepe, murió en septiembre. Mi hermano le regaló un retrato de él pintado al oleo para navidad. Mi papá lloró del recuerdo y la emoción como un niño.

Mi papá nació prematuro, cuentan qué de 7 meses.

Cuando tenía 7 años, su mamá falleció de cáncer. El se acuerda que lloró una semana debajo de su cama.

Su papá se volvió a casar, se fueron a vivir a Santiago.

Mi tío pepe fue su compañero, amigo y ejemplo.

Los dos estudiaron medicina.

Los dos fueron partidarios de Allende.

Los dos pertenecieron al Partido Comunista.

Los dos hacían operativos médicos en la poblaciones marginales.

Los dos estuvieron presos y fueron torturados después del golpe.

Mi papá salió de la cárcel en enero del 74 y se casó con mi mamá.

Se vinieron relegados a Victoria, después a Temuco.

Acá nací yo y mi hermano.

Acá se convirtió en un médico de los de antes, para el que valen más los huevos de campo que un bono de una isapre.

Trabajó en salud intercultural, fusionando las dos visiones de la medicina, codo a codo con las machis.

Pertenece a la red nacional de médicos poetas, publicó un libro y esta escribiendo otro.

Le escribe poemas a todo lo que lo emociona, a mí, a mis hijas, a una tarde cualquiera, al hermano o a la suegra que partieron.

Le gustan los chocolates. Mancha la ropa porque se los come escondido.

Juega como cabro chico con mis hijas.

Mi mamá lo reta por que se ensucia la ropa.

Me enseñó a ver buen cine, a escuchar buena música, a leer, a ser tolerante.

Me enseño que la gente es lo que es por sus méritos.

Me enseño a querer un mundo más justo

Todavía nos arrancamos de la pega a tomarnos un café y me recita poesía.

Cuando andamos juntos en la calle me toma de la mano.

Llora con las películas tristes y las noticias trágicas.

Sabe apreciar un buen vino y una buena conversación.

Cuando tenía 14 años, fuimos juntos a ver a Silvio Rodríguez a Santiago.

Sufrió como un mes cuando me fui de la casa y tenía que poner tres puestos en la mesa, en vez de cuatro ( yo me fui a vivir a 5 cuadras).

Es el mejor abuelo del mundo. Siente que su misión ahora es regalonear nietas. Las viste, las muda, les da la mamadera.

Pero yo soy su regalona, yo soy su "guagua con guaguas", yo me siento en sus piernas y me hace cariño.

Ese es mi padre, el hombre al que le debo la vida y la forma de ver el mundo.

Ese es mi padre. Un hombre simple y muy sabio.

Espero que me acompañe por muchos años más...